10 de agosto de 2011

Pedro Germán Ramírez-JUCUM Mar del Plata


Pedro Germán Ramírez, quien hace unos días cumplió 27 años, llegó a la Misión a los 20. Algo que lo incentivó a ser parte de la familia JUCUMera es que se encontró con jóvenes que buscaban a Dios, pero que a la misma vez, tenían su onda. 
Sus papás querían que el estudiara ciencias, pero el decidió tomarse un tiempo para hacer la Escuela de Discipulado y Entrenamiento en septiembre de 2004 y buscar a Dios de una forma más profunda. Pedro es un gran amigo y es un honor para mí poder tomar este tiempo y junto a él, contarles un poco de lo mucho que ha vivido en estos años.

Enseñanza de EDE que se quedó grabada
“Como oír la voz de Dios”. Me di cuenta acá cuánto Dios me había hablado antes y que sí puedo escuchar Su voz.  

EDE
Es un punto de quiebre en aquel que viene dispuesto a que Dios obre de forma diferente.  El problema que veo ahora es que muchos no vienen con esa apertura, sino con un plan que no les permite que el quiebre ocurra.  Los chicos vienen con una agenda pautada y es muy difícil escuchar a Dios y que te de algo diferente a lo que ya tienen planeado. Creo que tiene que ver con esta presión de la sociedad de ser alguien y de tener una profesión: “si quieres hacer algo para Dios tiene que ser perfecto, desde una perspectiva humanista, no a la manera de Dios”.
Muchas veces se buscan fundamentos para poder enmascarar sus propios deseos o sueños desde un punto de vista eclesiástico. Porque esta máscara eclesiástica acalla su conciencia, pues encuentras un justificativo para hacer lo que quieres hacer.

¿En que ministerios serviste acá en Ituzaingó?
EDE, con la banda “Aldea Madera”, Arte y Rumbo a China.

¿Qué es el Arte?
Es la herramienta para llegar a las personas más allá de las barreras idiomáticas, culturales o físicas.

Tú viaje a China en el 2006
Fue el cambio de rumbo en mi vida. Fue entrar a una dimensión nueva de fe con Dios. Me estaba costando quedarme acá en la base porque no tenía plata para el aporte. Lo único que teníamos para comer con Ariel y Pitu era paté o lo que alguno traía. Acumulábamos mucha deuda, y en todo esto, Dios me habla de ir.  En menos de una semana me proveyó dos mil dólares para salir a China y Hong Kong.  Volví con una forma de ver las cosas diferentes; me di cuenta que siempre que yo haga lo posible, él hace lo imposible.

¿Qué es para ti vivir por fe?
Es mi estilo de vida y siempre tengo algo nuevo para aprender. Va más allá de las finanzas, de lo económico, es vivir creyéndole a Dios en lo que me dice, en lo que te muestra día a día. Es co-crear con Dios.

¿Cómo llegaste a ser obrero de una base pionera como Mar del Plata?  
En una cruzada llevé un equipo a Pichilemu en Chile y Dios me habló de trabajar con surfistas. Vuelvo de esta cruzada, comienzo con “Aldea Madera” y no le doy mucha importancia  a eso. Después de un tiempo, durante la reunión del Cono Sur en el 2006, hablo con la gente de Pichilemu pero Dios ahí Dios me dijo que no era en Chile y escuchando el consejo de un amigo, comencé a hablar con Daniel Etchart. Él me pidió que buscara a Dios y una palabra; así fue. Al tiempo salí de Aldea Madera y me fui a  Mar del Plata.

La base de Mar del Plata es una base pionera pero no con un enfoque en surf sino en socorrismo y rescate, ¿cómo enfrentaste esto?
Yo me fui con la idea de ser surfista,  pero creo que Dios, más que los ministerios y llamamientos, está interesado en mi corazón. El quiere poner sus fundamentos en mi vida sobre los cuales se construyen los ministerios. En cuanto al socorrismo, no tenía idea de nada, pero fui obediente. Tomé cursos de primeros auxilios, me involucré más en el tema, hasta el punto en que tomé la decisión de apoyar la visión de la base. Nosotros estamos para que el Reino de Dios sea extendido, más allá de hacer.

¿Te fue fácil renunciar a tu llamado en ese momento?
La verdad es que sentí que me había equivocado. El mismo día en que me iba a Mar del Plata, Aldea Madera ganó el premio del Pepsi Music. Cuando llegué al barrio no había nadie ni nada, era una casa sucia. Cuando hablé con Daniel sobre el surf me di cuenta que no había nada de eso. Era una base pionera, todos hacían de todo, así que aguanté todo un año en mis fuerzas hasta que exploté y no quería saber nada más; salió lo que había en mi corazón, quien era yo realmente. Daniel y Norma siempre se jugaron por lo de Dios en mi vida y estoy muy agradecido por ello.  Iba a dejar la base y Dios me hizo saber que no le impresionaba lo que hacía, sino cuánto estaba dispuesto a obedecerle y mi humildad ante él.  Dios comenzó a trabajar en mí y yo a dejar de trabajar para Dios, sin dios. Esto produjo un mayor crecimiento en mi liderazgo. Ahora estoy en mi segundo año de enfermería en la universidad lo que me va a ayudar a completar más lo de socorrismo en la base. Este año tenemos nuestra primera EDE enfocada en surf. Esas son las cosas de Dios, poco a poco comenzó a surgir un grupo de surfistas.

¿Cómo tu familia ve todo lo que haces?
Al principio no entendían lo que hacía, mi papá no me apoyaba y por eso fue difícil.  Siempre oraba y Dios me decía que descansara y que no los pusiera a ellos como una prioridad antes que a Él. A medida que era fiel en lo que Dios me pedía, Él hacia la obra en mi familia. Ahora son los primeros en apoyarme; mi hermana más chica quiera hacer su EDE.

¿Que significa el liderazgo para vos?
Antes, para mí el liderazgo estaba relacionado al poder más que a otra cosa; el que manda y ordena. Tiene poco que ver con el liderazgo que me ensañaron en la Misión y que me enseña Jesús. Liderazgo de servicio, buscar el bienestar de los demás, llevarlos a buscar lo de Dios. Ese liderazgo es el que veo en los líderes de la Misión y el que trato de mostrar. Si estoy liderando es porque todavía tengo que cambiar y crecer en cosas; no solo respondo por mi vida, sino por la vida de los que lidero. Humanamente, como Pedro no lideraría, estaría más siguiendo a otros, pero sería quedarme en mi zona de comodidad.

¿Qué es el discipulado para vos?
Es modelar para que otro te siga y vivir lo que muchas veces hablas. En comunidad no hay espacio para dobles discursos. Es el corazón de la Misión; sin discipulado no hay reproducción de líderes, no hay a quien pasarle la herencia, por eso es importante.

¿Qué tal el viaje a Haití?
Es la perla de mis viajes. Fue diferente a todo lo demás. Nuestro primer viaje con el equipo de rescate, la promesa de Dios se hizo realidad en menos tiempo de lo que esperé. Fue una confirmación de que en el corazón de Dios nació la idea de que tengamos un equipo de cristianos rescatistas preparados para llegar a estos lugares de desastres. Pude adoptar la visión y tomarla como mía.

¿Y Medio Oriente?
Estuve en Jordania, Egipto e Israel. La cultura árabe es muy parecida a la latina, se quedan despiertos hasta tarde y hablan mucho. Es muy fácil para un argentino pasar desapercibido entre ellos sin ser llamativo y poder mezclarse en la sociedad. Me impresionó su devoción y fe tan firmes. Aunque nadie los vea, 5 veces al día se arrodillan y oran; me desafían a crecer en mi fe en Dios.
Medio Oriente es como estar en territorio enemigo, una atmósfera donde has escuchado tantas cosas y necesitas cuidar todo tu vocabulario. Tenía que levantarme a las 3 de la mañana con el ruido de los parlantes del llamado en oración. Dios está tan presente en su cultura y los ama tanto a los árabes, que por eso hay tanta gente dando su vida en ese lugar; misioneros en Medio Oriente con una fe inamovible y un compromiso con el trabajo que Dios les ha enviado a hacer. Estar por años y seguir siendo persistentes es “como viendo al invisible”.

¿En qué momento estás después de todo lo que has vivido?
He crecido más por las experiencias que Dios me ha permitido vivir, por la luz que he adquirido, pero quiero escuchar la voz de Dios como el primer día que llegue a la Misión. Mientras más años, más me doy cuenta de que quiero escuchar Su voz. Estoy en el cierre de una etapa y en el comienzo de un nuevo tiempo en mi vida para seguir abriendo camino. Mi Dios nunca llega tarde y no es deudor de nadie… lo mejor que podemos hacer es negarnos a nosotros mismos y seguirlo.

Gracias Pedro
No, gracias a vos.
Por: Omaris Velázquez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ES DE MUCHO ANIMO EL CRECIMIENTO QUE UNO VE EN LA VIDA DE UN JOVEN COMO PEDRO, Y TODO LO QUE TIENE PARA SEGUIR CRECIENDO, ME ALEGRO MUCHO QUE SUS FUNDAMENTOS HAYAN SIDO PUESTOS POR DIOS.. BUEN PIBE... SOY YO...

Anónimo dijo...

Me encantó leer tu historia.. y más sabiendo que es cierta!!! Tuve la oportunidad de vivir una EDE con Pedro, lo enoje más de una vez por no levantarme temprano al desayuno..jajaja, pero tanto en ese tiempo como ahora su vida es una bendición grandisima, un estimulo a seguir luchando cada día en el camino de Dios.. Gracias pedro, un abrazo!!

Cristy
Guatemala

Anónimo dijo...

Que bueno ve todo lo que ha crecido Pedro en este tiempo, pensar que fuimos compañeros de EDE!!! Norberto Nuñez

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